¿Qué se celebra el 15 de agosto? ¿Qué significa la Asunción de la Virgen María?

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Marta Ayllón
10 Ago, 2024

El 15 de agosto es una fiesta marcada en rojo en el calendario, pero ¿Qué se celebra el 15 de agosto? Este día se celebra la Asunción de la Virgen  María. Una fiesta con un marcado sentido litúrgico y en el calendario laboral, puesto que supone un día de descanso en el calendario laboral. Hoy te vamos a contar en profundidad qué se celebra el 15 de agosto, cuyo origen se remonta a principios del siglo XX.

¿Qué se celebra el 15 de agosto?

El 15 de agosto se celebra una de las festividades más importantes dentro del calendario litúrgico de la Iglesia Católica: la Asunción de la Virgen María. Este día, los fieles conmemoran la elevación de María, madre de Jesús, al cielo en cuerpo y alma. Esta solemnidad es un día de devoción y alegría para los cristianos, que celebran el papel especial de María en la historia de la salvación.

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¿Qué es la Asunción de la Virgen María?

La Asunción de la Virgen María es una creencia dogmática de la Iglesia Católica que sostiene que, al final de su vida terrenal, María fue llevada al cielo tanto en cuerpo como en alma. A diferencia de la mayoría de los seres humanos, cuyo cuerpo queda en la tierra tras la muerte, la Virgen María fue elevada directamente al cielo. Esta creencia destaca la pureza y santidad de María, quien, por ser la madre de Jesús, fue preservada del pecado original y de la corrupción física tras su muerte.

La tradición oral de la Iglesia Católica explica que el 15 de agosto del 43 d.C, tras dormirse, la Virgen María se despertó siendo transportada por los ángeles de Dios hacia el cielo. El origen de esta festividad se remonta al siglo IV, al principio se llamaba la fiesta de «El recuerdo de María». En el siglo VI se pasó a llamar la Dormitio o Dormición de María, que celebra la muerte, resurrección y Asunción de María. No sería hasta el siglo VII cuando se cambiara el nombre de Domición a Asunción.

La creencia en la Asunción de María no proviene directamente de la Biblia, sino que se basa en diversos textos apócrifos que describen el final de su vida y su elevación al cielo. Estos textos, que surgieron entre los siglos IV y V, aunque carecen de valor histórico, reflejan el profundo sentido teológico y la devoción popular hacia María. Entre los escritos más conocidos que abordan este tema se encuentran el Liber Requiei Mariae, el Six Books Dormition Apocryphon, el De Obitu S. Dominae y el De Transitu Virginis.

¿Qué se celebra el 15 de agosto?

¿Qué se celebra el 15 de agosto? Cuadro de la Asunción de la Virgen María de Sebastián de Herrera Barnuevo

¿Cuándo se proclamó el Dogma de la Asunción de la Virgen?

El dogma de la Asunción de la Virgen María fue proclamado de manera oficial por la Iglesia Católica el 1 de noviembre de 1950 por el Papa Pío XII, en la Constitución Apostólica Munificentissimus Deus. En este documento, el Papa declaró que «la Inmaculada Madre de Dios, la siempre Virgen María, cumplido el curso de su vida terrena, fue asunta en cuerpo y alma a la gloria celestial». Con esta proclamación, la Iglesia reafirmó una creencia largamente sostenida por la tradición cristiana, otorgándole el estatus de dogma de fe. La difusión de esta festividad no se produjo hasta el siglo XII, cuando San Agustín y Santo Tomás de Aquino se mostraron a favor de esta doctrina.

No debe confundirse la Asunción de la Virgen María con la Ascensión, ya que esta última hace referencia al propio Jesucristo. Cristo asciende a los cielos por él mismo, mientras que la Virgen María pide ascender y por ello es elevada por una corte de ángeles.

Por lo tanto, cada 15 de agosto se celebra que la Virgen María en sus últimos días fue acogida a la gloria celestial en cuerpo y alma. Siendo, además, exaltada por el Señor como reina del universo y produciéndose su coronación. Se entiende que la Asunción de María es una anticipación de la resurrección de la carne. Algo que para los hombres se producirá cuando llegue el Juicio Final. Está considerada una de las principales fiestas dedicadas a la Virgen María.

¿Por qué se celebra como festivo nacional en España?

La celebración de la Asunción de la Virgen María como festivo nacional en España tiene raíces profundas en la historia y la tradición religiosa del país. La devoción a la Virgen María es un aspecto central del catolicismo en España, y su Asunción ha sido venerada como una de las fiestas más importantes desde hace siglos.

El reconocimiento de este día como festivo nacional refleja la importancia de la fe católica en la cultura e identidad españolas. Además, la Asunción se celebra en medio del verano, un período en el que muchas localidades españolas organizan sus fiestas patronales en honor a la Virgen, convirtiendo este día en una ocasión de festividades y celebración en todo el país.

En resumen, el 15 de agosto no solo es un día para recordar la glorificación de María, sino también una jornada de unión y celebración para los fieles en España y en todo el mundo. En nuestra ciudad este día se celebra la romería de Votos y Promesas, una de las principales romerías, y la última antes de que baje la Virgen de la Sierra. Además, es una fecha en la que más fiestas podemos encontrar en España, puesto que este día se celebra la festividad de muchas patronas de pueblos y ciudades de España. Algunas de las celebraciones que destacan son: Virgen de los Reyes, patrona de Sevilla, la fiesta de la Paloma de Madrid o la Asunción de Cantillana.

Representación iconográfica de la Asunción de la Virgen María

La representación iconográfica de la Asunción de la Virgen María ha sido un tema central en el arte cristiano desde la Edad Media, reflejando la profunda veneración que se tiene por este dogma en la tradición católica. A lo largo de los siglos, los artistas han plasmado este acontecimiento con gran diversidad de estilos y enfoques, pero con elementos comunes que capturan la esencia de la creencia.

En la mayoría de las obras, la Virgen María es representada ascendiendo al cielo, rodeada de ángeles que la acompañan y la elevan en su glorificación. Su figura suele aparecer en el centro de la composición, con un rostro sereno y una actitud de devoción, a menudo con las manos juntas en oración o extendidas en un gesto de entrega. María es generalmente representada con vestiduras amplias y majestuosas, que subrayan su pureza y dignidad como madre de Jesús. Las vestiduras de la Virgen en estas representaciones suelen ser de color blanco y azul.

Asunción de la Virgen María. Cuadro de la coronación de la Virgen María por Diego Velázquez

Asunción de la Virgen María. Cuadro de la coronación de la Virgen María por Diego Velázquez

El fondo de estas obras suele estar compuesto por cielos luminosos, a veces con la presencia de nubes doradas o resplandecientes, que simbolizan la gloria celestial. En algunas representaciones, se observa a Dios Padre o a Jesucristo en lo alto, esperando recibir a María en el cielo, mientras que el Espíritu Santo puede ser representado en forma de paloma sobrevolando la escena.

Otro elemento común en la iconografía de la Asunción es la inclusión de los apóstoles y otros personajes bíblicos en la parte inferior de la escena, a menudo contemplando con asombro la elevación de María. Este detalle no solo subraya la trascendencia del evento, sino que también establece un vínculo entre la humanidad terrenal y la glorificación divina.

Representación de la Asunción durante el Renacimiento y el Barroco

Durante el Renacimiento y el Barroco, la representación de la Asunción de la Virgen adquirió un carácter más dinámico y teatral, con un mayor uso del color, la luz y el movimiento para transmitir la majestuosidad del momento. Artistas como Tiziano, El Greco y Murillo crearon algunas de las versiones más icónicas de la Asunción, cada una con su propia interpretación estilística, pero siempre manteniendo el mensaje central de la glorificación de María. Incluso podemos encontrar representaciones en las cuales nos encontramos la tumba de la Virgen vacía y llena de flores.

En resumen, la iconografía de la Asunción de la Virgen María ha evolucionado a lo largo de los siglos, pero siempre ha mantenido su esencia como una expresión visual de la devoción y la fe en el destino celestial de la madre de Jesús. Estas representaciones no solo han enriquecido el arte cristiano, sino que también han servido como una poderosa herramienta para la contemplación y el fortalecimiento de la fe.

 

 

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