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La última semana de noviembre damos comienzo a un nuevo tiempo litúrgico, el Adviento, un tiempo que nos prepara para la llegada de Jesús. Durante este tiempo litúrgico la iglesia católica nos hace recordar varios personas destacado de las Biblia, los llamados Personajes del Adviento ¿Quiénes son? ¿Por qué son importantes? Todo eso te lo explicamos en el artículo de hoy.
¿Qué es el Adviento?
El término “Adviento” proviene del latín adventus, que significa: venida o llegada. El Adviento, es el comienzo del año litúrgico. Empieza el domingo más próximo al 30 de noviembre y termina el 24 de diciembre. Para más información acerca del Adviento, haz clic aquí.
Los personajes del Adviento: Isaías
Es el primer personaje del Adviento, el que muchos antiguos autores llamabana Isaías, el evangelista del Antiguo Testamento. El expresa de una manera muy hermosa la esperanza que ha confortado al pueblo elegido en los momentos difíciles de su historia. Esperanza que brota de la fe, tal como recuerda Benedicto XVI: «El profeta encuentra su alegría y su fuerza en la Palabra del Señor y, mientras los hombres buscan a menudo la felicidad por caminos que resultan equivocados, él anuncia la verdadera esperanza, la que no falla porque tiene su fundamento en la fidelidad de Dios» (Ángelus, 12-12-2010).
Es el profeta más citado por los escritores del Nuevo Testamento. En Adviento, de él se toman la mayoría de las primeras lecturas de la misa (tanto ferial como dominical) y del Oficio de Lectura. Estos textos son un anuncio de esperanza para los hombres de todos los tiempos, independientemente de las circunstancias concretas que les toque vivir. Todos ansiamos un tiempo en el que las víctimas del egoísmo encuentren justicia, en que las armas se transformen en instrumentos de trabajo y los pueblos vivan unidos.
Por otro lado, Isaías invita a no permanecer con los brazos cruzados y preparar activamente el camino del Señor, haciendo posible su venida al mundo.
Los personajes de Adviento: Juan el Bautista
Es otro de los personajes del Adviento, su historia se lee los domingos segundo (en sus tres ciclos) y tercero (ciclos a y b) y los días feriales (desde el sábado de la segunda semana hasta el viernes de la tercera). Algunas de sus lecturas nos hacen reflexionar sobre su mensaje. Su ayuno, su ascentismo y su oración en su retiro en el desierto, son un estímulo para acoger al Cordero de Dios. Algo que encarna con el espíritu del Adviento.
La figura de Juan Bautista es un nexo de unión entre el Antiguo y el Nuevo Testamento. Además es el último de los profetas de Israel ya que anuncia la llegada del Mesías e invita a la conversión. Por otro lado, se considera el primero de los evangelistas, ya que da testimonio de que el Mesías ha venido, destacándolo entre el resto de los hombre.
Tras años de retiro y soledad, comenzó su tarea de predicación. Muchos lo escucharon y se acercaron al río para participar en el rito penitencial que él proponía. Insistía en que la urgencia de la conversión estaba motivada por la llegada inminente del reino de Dios, tantas veces anunciado por los profetas. Supo reconocer al Mesías y dar testimonio de Él.
Quizás su testimonio más significativo sea el que da poco antes de morir, cuando manda mensajeros a preguntar a Jesús: «¿Eres tú el que tenía que venir o esperamos a otro?» (Lc 7,19). La respuesta de Cristo sirve para confirmarle en la fe y para ponerle un nuevo reto: «Contad a Juan Bautista lo que habéis visto y oído: los ciegos ven, los cojos andan, los sordos oyen, los muertos resucitan, a los pobres se les anuncia el Evangelio, y ¡dichosos los que no se escandalicen de mí!» (Lc 7,22-23).
Los personajes del Adviento: María
Es el tercero de los personajes del Adviento. El Vaticano II recuerda que en María confluyen las esperanzas mesiánicas del Antiguo Testamento: «Con ella, excelsa Hija de Sión, tras larga espera de la promesa, se cumple la plenitud de los tiempos y se inaugura la nueva Economía, cuando el Hijo de Dios asumió de ella la naturaleza humana para librar al hombre del pecado mediante los misterios de su carne» (LG 55). María es modelo excelso de las actitudes propias del Adviento: la confianza en la Palabra de Dios, que cumple sus promesas, y la disponibilidad para acoger al Señor que viene. Por eso, Benedicto XVI la llama «Mujer del Adviento».
De hecho, en las misas de Adviento, María está presente en los textos bíblicos y en las oraciones, subrayando el paralelismo Adán-Cristo y Eva-María, muy común en los Santos Padres. Los textos de la liturgia de las horas también la citan e invocan desde el principio. Ya al final del Adviento, la figura de María se une de una manera indisoluble con el cumplimiento de las promesas y la llegada del tiempo esperado.
Las actitudes de María se convierten en el modelo que los cristianos deben seguir para vivir el Adviento: su fe, su silencio, su oración, su alabanza agradecida al Padre, su disponibilidad a la voluntad de Dios y al servicio. Las fiestas de la Inmaculada, de Nuestra Señora de Guadalupe y de Nuestra Señora de la Esperanza, celebradas en el corazón de este tiempo litúrgico, subrayan aún más la relación de María con el Adviento, tal como recuerda la Congregación para el Culto Divino.
Los personajes del Adviento: José
Es el cuarto de los personajes del Adviento. José está especialmente presente en los evangelios de los días anteriores a la fiesta de Navidad. Ciertamente, José y María vivieron de una manera única el tiempo de la espera y del nacimiento de Jesús. Como subraya Benedicto XVI, dos aspectos hacen de San José uno de los personajes importantes del Adviento y de toda la historia de la salvación: su descendencia davídica (que él transmite a Jesús) y su condición de justo.
José pertenece a la estirpe de David, en cuanto que Jesús es legalmente el «hijo de José», puede reclamar para sí el título mesiánico de «hijo de David». El Pontífice afirma que, «a través de él, el Niño resultaba legalmente insertado en la descendencia davídica y así daba cumplimiento a las Escrituras, en las que el Mesías había sido profetizado como “hijo de David”».
Cuando la Escritura llama «justo» a José quiere decir, ante todo, que es un hombre de fe, que ha acogido en su vida la Palabra de Dios y su proyecto sobre él. Como Abrahán, ha renunciado a sus seguridades y se ha puesto en camino sin saber adónde iba, fiándose de Dios. En este sentido, el Papa recuerda que José es «modelo del hombre “justo” que, en perfecta sintonía con su esposa, acoge al Hijo de Dios hecho hombre y vela por su crecimiento humano». De esta manera, vive las verdaderas actitudes del Adviento: la fe inquebrantable en la bondad de Dios, la acogida solícita de su Palabra y la obediencia incondicional a su voluntad.
Los personajes del Adviento: la edad de oro
Pero, por otra parte, la presentación literaria del oráculo y el modo de insistir Isaías en el carácter liberador de este niño, cuyo nacimiento y juventud son dramáticos, hacen presentir que el profeta ve en este niño la salvación del mundo. Isaías subraya en sus ulteriores profecías los rasgos característicos del Mesías. Aquí se contenta con apuntarlos y se reserva para más tarde el tratarlos uno a uno y modelarlos. El profeta describe así a este rey justo: (Is. 11, 1-9).
Ezequías va a subir al trono y este poema se escribe para él. Pero, ¿cómo un hombre frágil puede reunir en sí tan eminentes cualidades? ¿No vislumbra Isaías al Mesías a través de Ezequías? La Iglesia lo entiende así y hace leer este pasaje, sobre la llegada del justo, en los maitines del segundo domingo de Adviento. En el capítulo segundo de su obra, hemos visto a Isaías anunciando una Parusía que a la vez será un juicio. En el capítulo 13, describe la caída de Babilonia tomada por Ciro. Y de nuevo, se nos invita a superar este acontecimiento histórico para ver la venida de Yahvé en su «día». La descripción de los cataclismos que se producirán la tomará Joel y la volveremos a encontrar en el Apocalipsis (Is 13, 9-ll).
Esta venida de Yahvé aplastará a aquel que haya querido igualarse a Dios. El Apocalipsis de Juan tomará parecidas imágenes para describir la derrota del diablo (cap. 14).
En los maitines del 4.° domingo de Adviento, volvemos a encontrarle en el momento que describe el advenimiento de Yahvé: «La tierra abrasada se trocará en estanque, y el país árido en manantial de aguas» (35, 7). Se reconoce el tema de la maldición de la creación en el Génesis. Pero vuelve Yahvé que va a reconstruir el mundo. Al mismo tiempo, Isaías profetiza la acción curativa de Jesús que anuncia el Reino: «Los ciegos ven, los cojos andan», signo que Juan Bautista toma de este poema de Isaías (35, 5-6).
Cuando termine el Adviento, comenzará la Navidad, un tiempo en el que celebramos la llegada al mundo de Jesús Cristo ¿Quieres saber cuando acaba la Navidad? Haz clic aquí y conocerás cuando termina esta insigne fecha, os adelantamos que NO, la Navidad no termina el día 6 de enero.
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