De la urna de plata del Santo Sepulcro a Cecilio Trujillo

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Eduardo Luna Arroyo
12 Jun, 2023

Hoy queremos compartir con todos vosotros este nuevo artículo escrito por Eduardo Luna, director de Radio La Manigueta, que nos explica más en profundidad la urna de plata del Santo Sepulcro.

El origen de la urna de plata del Santo Sepulcro de Cabra

Dos siglos y medio hace que en Cabra tuvo lugar la consecución de uno de los proyectos más ambiciosos del patrimonio cofrade de nuestra ciudad. La Semana Santa de mediados del siglo XVIII era muy diferente a lo que conocemos hoy en practicamente todos los sentidos. La gran Archicofradía de Jesús Nazareno alcanzaba un poder de influencia en todos los sentidos y capas de la sociedad egabrense que le permitía ejercer su poder no sólo en la propia Semana Santa si no en la propia vida del convento de San Martín. La portentosa Imagen Titular de la Cofradía, Nuestro Padre Jesús Nazareno, era la columna vertebral de la corporación junto a la Virgen de los Dolores y por supuesto al Santo Entierro. Pero aquello no era suficiente para un hombre que lideró y no con pocas dificultades, la creación de la extraordinaria, única e inigualable urna de plata que alberga al Cristo Yacente que conocemos en la actualidad.

Anuncio de la aplicación de Cuaresma Egabrense

Una urna de origen cordobés

El nombre de Francisco de Paula Mazuelo Valenzuela y Fajardo siendo Hermano Mayor, decidió poner todos los recursos a su disposición para encargar a los mejores joyeros y orfebres del momento en Córdoba, la elaboración de la urna de plata del Santo Entierro de Cristo. Basándose en el anterior diseño de Juan Sánchez Tejero, de la primitiva urna, que podemos contemplar hoy en la Iglesia de la Soledad, se decidió crear un monumento del arte y de la orfebrería en plata que tantos y buenos artesanos dió en nuestra tierra.

Aunque el pueblo siempre ha creíado que la urna en totalidad es obra de Bernabé de Oviedo y Pimentel o de su taller, las investigaciones y algunos datos como la firma con punzón en la propia urna hacen pensar que intervieron otros artistas en la creación de este monumento. Los nombres de Matías Llorente, Tomás Gonzalo de Alcántara o Rafael Tenllado (1873) nos cuentan, en diferentes épocas, que pudieron ser varios los artífices de la obra que vemos hoy. Lo que si tenemos claro es que procesionó por primera vez en 1772-73 y que albergó en días previos a la celebración de la Semana Santa al Cristo Yacente que conocemos en la actualidad.

fondo-sepulcro

El Santísimo Cristo Yacente de Cabra obra de Cecilio Trujillo

El titular cristífero de la que hoy es Cofradía del Santo Sepulcro es obra de Cecilio Trujillo y es la única documentada. Trujillo, según el licenciado en historia del arte, Juan Manuel Valverde Bellido, fue discípulo de Torcuato Ruíz del Peral y podemos asegurar que en Cabra hay que otra obra correspondiente a su taller, sin documentar, consiste en un calvario propiedad de las monjas agustinas y se guarda en la clausura del Convento de Nuestra Señora de las Angustias. Si en esa urna iba el que hoy conocemos como Cristo del Calvario, que también era propiedad de la Archicofradía de Jesús Nazareno, ¿por qué se hace una urna más pequeña y obliga a encargar un Cristo en Granada?

Mazuelo Valenzuela lideró durante una década uno del los proyectos más ambiciosos de la historia de nuestra Semana Santa. 17040 reales fue el coste total de la obra, en la que gracias a los donativos, propiedades y alhajas de los egabrenses pudo construirse y lucir para orgullo de un pueblo aquel Viernes Santo de 1773.

Una capilla para la Hermandad del Santo Sepulcro de Cabra

Es de justicia reclamar un lugar privilegiado en algún templo o lugar sagrado de nuestra ciudad para que todos podamos admirar esta obra desde sus diferentes ángulos y valorar el rico patrimonio que poseemos. La Cofradía actual, debería trabajar en la declaración como BIC de la urna del Santo Sepulcro y así protegerlo para tiempos futuros de posibles intervenciones que puedan ocasionar desagradables sorpresas. Y como no, plantear la restauración del Cristo Yacente y poder admirar en su forma original, si es posible, la firma y gubia de Cecilio Trujillo.

Queda mucho por contar y mucho por descubrir.

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